martes, 19 de octubre de 2010

Un par de cientos de años atrás, Benjamin Franklin compartió con el mundo el secreto de su éxito. Nunca dejes para mañana, él dijo, lo que puedes hacer hoy. Este es el hombre que descubrió la electricidad. De seguro piensas que la mayoría de la gente escucharía lo que el tenía para decir. No sé porque postergamos las cosas, pero si tendría que adivinar, tendría que decir que tiene mucho que ver con miedo. Miedo de fallar, miedo del rechazo, a veces miedo de tomar una decisión, porque ¿qué si estás equivocado? ¿Qué si estás haciendo un error que no puedes deshacer? El pájaro prematuro atrapa al gusano. Un punto a tiempo salva nueve. Quién duda pierde. No podemos hacer como que no nos avisaron. Todos hemos oídos los proverbios, oído a los filosofos, oído a nuestros abuelos advirtiendonos del tiempo desperdiciado, oído a los malditos poetas urgiendonos a aprovechar el día. Aún así a veces tenemos que ver por nosotros mismos. Tenemos que cometer nuestros propios errores. Tenemos que aprender nuestras lecciones. Tenemos que barrer la posibilidad de hoy debajo de la alfombra del mañana hasta que no podamos volver a hacerlo. Hasta que finalmente entendamos por nosotros mismos lo que Benjamin Franklin quería decir. Que saber es mejor que preguntarse, que despertar es mejor que dormir, y que aún el peor fracaso, aún el peor, es mucho mejor que nunca intentar.

miércoles, 13 de octubre de 2010

¿Por qué callamos? ¿Por qué dejamos ir cuando habría que aferrarse? ¿Por qué al estar a punto de alcanzarlo nos rendimos? ¿Por qué terminamos las cosas cuando todo lo que queríamos hacer era seguir? ¿Por qué esperar a último momento? ¿Por qué nos damos cuenta de lo que teníamos cuando lo perdemos? ¿Por qué valoramos tarde? ¿Por qué cometemos esos errores por los que daríamos todo lo que tenemos por cambiarlos? ¿Por qué no pensamos primero en vez de querer retroceder el tiempo? ¿Por qué lastimamos a quienes más queremos? ¿Por qué no vemos el daño que hacemos? ¿Por qué nos preocupamos tanto en nosotros mismos y no en los que nos rodean? ¿Por qué duele tanto ver que el otro nos cerró la puerta cuando lo hizo porque nosotros lo llevamos a eso? ¿Por qué no decir todo lo que nos pasa? ¿Por qué esperar el momento perfecto cuando este nunca va a llegar? ¿Por qué poner trabas inexistentes? ¿Por qué encerrarnos y no dejar entrar a nadie? ¿Por qué volver a lo que nos hace mal? ¿Por qué descargarse con los que no tienen nada que ver? ¿Por qué lastimar se convierte en respuesta al ser lastimados? ¿Por qué es más fácil fingir que abrirse? ¿Por qué esperar cuando el tiempo corre todo el tiempo? ¿Por qué nos aferramos cuando hay que soltar, y soltamos cuando hay que aferrarse? ¿Por qué no nos tragamos el orgullo y tratamos de arreglarlo? ¿Por qué no aceptamos la culpa en vez de echarsela a los demás? ¿Por qué nos cuesta tanto mostrarnos débiles? ¿Por qué  ¿Por qué nos damos cuenta tarde de todo esto?

martes, 28 de septiembre de 2010

Vos. Vos tenes el poder de elegir ser feliz. De decir basta cuando no das más. De buscar algo mejor. De volver a empezar. De alejarte de lo que te hace mal. De estar bien. De perseguir lo que querés. De merecerte algo mejor, lo mejor. De exigir lo que es tuyo. De sobresalir. De hacerte notar. Poder de sonreír. De rodearte de gente que te cree sonrisas y no lágrimas. Que te acompañe y no te abandone. Que te apoye no importe qué. Que te quiera y no te menosprecie. El poder de amar y ser amada. De hacer tu camino. De pensar lo que quieras. De decir lo que pase por tu mente. De vestirte como se te ocurra. De comportarte como deseas. De gritar cuando lo creas necesario. De tener sueños y perseguirlos. De quedarte o irte. De decidir por vos misma. De hacer lo que querés con quien querés. El poder de elegir. Elegir lo que querés en tu vida, quién querés en tu vida. Elegir reír en vez de llorar. Elegir ser fuerte, sobrepasar todo obstáculo, todo desafío. Elegir que te gusta, que te apasiona. Poder de hacerte valer, de imponerte. De valorarte y amarte a vos misma. De que te valoren los demás. De que te aprecien. De ser vos misma. De conseguir lo que querés. De no rendirte, no parar. Solamente vos tenes ese poder. Reclámalo.

domingo, 26 de septiembre de 2010

Segura. Decisiva. Saber que quiero, cuando y cómo lo quiero. Ir a buscarlo. Conocer el tiempo de las cosas, cuando esperar y cuando avanzar. Tener confianza, confianza en mí conociendo todos mis defectos y virtudes. Estar consciente de que quiero conseguir. Y fluir, dejarme llevar sin perder las riendas en el camino. Pero principalmente, como base de todo, la seguridad. Seguridad en las personas, seguridad en que todo va a salir bien, pero lo más importante es seguridad en mí misma. Sé que quiero, y sé que puedo conseguirlo. No hay duda alguna. Por lo que ahora tengo el tiempo de la espera, la espera a que llegue. A que aparezca, cuando desee hacerlo. Y a partir de ahí salir de la pausa. Pero mientras tanto segura. Segura, de que estoy llegando a tiempo, a donde quiero y como yo deseé.

martes, 7 de septiembre de 2010

Círculo vicioso. Un círculo vicioso es eso repetitivo, ese conjunto de acciones, es el empezar y terminar en lo mismo. Como todo círculo vicioso es un vicio, algo adictivo, algo que se torna necesario y a la vez nocivo. Algo estúpido. Sin lógica, sin razón alguna. Te das cuenta de eso pero aún así seguís. Tenes momentos en los que salís pero de nuevo volvés a entrar. Sabes la consecuencia que tiene el seguir en ese juego pero esa misma consecuencia se transforma en la misma causa del no parar. El camino que tomamos para salir nos termina llevando al comienzo. Al principio divierte, entretiene hasta puede emocionar. Pero después se torna insoportable. Frustra darte cuenta que siempre llegas a lo mismo, molesta ver nuestra debilidad, nos enloquece volver a repetir el mismo error. Y en algún momento llegamos a nuestro propio límite. Nos supera todo. Y cortamos el círculo de una vez por todas.

martes, 31 de agosto de 2010

Muchas veces nos pasa que sentimos lo que no debemos sentir. Que en el momento equivocado nos pasan cosas, que aparece el sentimiento erróneo en el peor momento. Como cuando sentís rabia pero no podes expresarla, cuando te desilusionas pero no podes dejar que los demás lo vean, cuando te rompen el corazón pero simplemente no pensás largarte a llorar ahí mismo frente a él. Cuando descubrís que su novia lo dejó pero no te podes permitir sonreír como querés frente a él.O lo ves junto a otra pero no podes ponerte celosa por más que sientas celos en cada punto de tu cuerpo. Entonces te tenes que aguantar, soportar y seguir. Retener las lágrimas, aguantar el ardor en tus ojos y el nudo insoportable en la garganta con tal de no demostrar que estás lastimada, que te importaba, que sentías cosas por él. Morderte el labio para esconder esa sonrisa, sonrisa de victoria por ver como se equivocó al elegir a otra o una sonrisa de esperanza por verlo solo ahora. Cerrar la boca cuando tenes ganas de gritar y gritar, de decirle todo lo que pensás porque llegastes a tu límite o simplemente decir lo que sentís, pero sabes que no está bien que luego te vas a arrepentir; entonces callas. Mirar para otro lado y mostrarte tranquila, cuando en realidad queres saltarle encima a la que está con él y decirle que es tuyo. Miles de momentos diferentes pero todos tienen algo en común, en todos hacemos algo igual. Tratamos de poner nuestra mejor cara de póquer.

jueves, 19 de agosto de 2010

Destiempo. Sentir que estás en destiempo, que no vas al ritmo de la canción. Como cuando intentas hacer una coreografía o bailar al son de la música y no te sale, vas a otro ritmo a otro compás y lo sabes. Pero aún así lo seguís intentando, seguís tratando de cazarle el ritmo, de agarrarle la mano. En algún momento te tiene que salir ¿o no? De esa misma forma a veces pasa en la vida, en el día a día. Sentir que tus acciones o las acciones de los demás están en destiempo. Tal vez llegan demasiado tarde, cuando las necesitabas mucho antes. Tal vez llegan muy temprano y luego te das cuenta. Pero cual sea de las dos te dan impotencia. Te frustran, te molestan. ¿Por qué no pasó eso antes? ¿Por qué no lo hizo después? ¿Por qué no me lo dijo en ese momento? Y uno actúa muchas veces a destiempo, y el resultado es peor. Porque sabemos que la culpa solo cae en nosotros. Y te enojas con vos mismo, por haber tardado, por haberlo hecho demasiado rápido, por no esperar el momento correcto o en su caso dejarlo pasar. Y te desespera darte cuenta que estás a destiempo, que vas al revés, que la música va más rápido que tus pasos. Te frustra, te da impotencia. Pero aún así no te rendís, si no que la peleas más, te esforzás aún más. Sabes que no es imposible estar en tiempo, en el compás. Solo tendrás que seguirle el ritmo, y bailar al compás.

martes, 10 de agosto de 2010

Desafío. Los desafíos te impulsan a exigirte, a llevarte a vos mismo más allá, a sobrepasarte. Ningún desafío es fácil, y en la mayoría de los casos uno quiere superarlos. Queres 'ganar'. Pero para eso vamos a tener que esforzarnos, poner de nosotros mismos, hacer cosas que nunca hicimos, hacer algo distinto. Porque nada nuevo saldrá de nuestra actitud de siempre, nada distinto saldrá de lo mismo. Y muchas veces te podrá pasar que sentís que fallastes, que no lo lograstes, que el desafío te supero a vos, y no al revés. Es entonces cuando el pensar te está venciendo tal vez incluso antes de siquiera empezar. Y el rendirse va a resultar tentador, muy tentador, porque es tan fácil. Es lo más simple, la salida más rápida es decir 'Ya está, fallé'. Lo difícil es seguir aún cuando sentís que no podes más, aún cuando todo va mal y parece que no te sale una. ¿Qué tiene de difícil seguir cuando todo te sale bien? Nada. Piensa que nadie llega a la meta en su primer intento, nadie prueba algo nuevo sin equivocarse una vez, nadie logra llegar alto en su primer salto. Vos tenés el poder de elegir que perseguir, que desafío superar y de que manera. Vos tenes el control de pensar en positivo, de planificar la victoria, de persistir y de dar lo mejor que vos. Podes hacer todo lo que esté a tu alcance para conseguirlo, podes lograrlo. Solo tenes prohibido una cosa: rendirte.

lunes, 9 de agosto de 2010


El amor comienza normalmente por la vista. Tal vez por un flechazo al verlo sentado en el banco de un parque o tras encontrártelo varias veces en el autobús camino de clase, o solo por cruzartelo en algún lugar. Si consiguieras oír su voz comenzaría la participación del oído. El amor podría empezar a fortalecerse en tu pecho al escucharle palabras tiernas, a que te haga reír o encontrar coincidencias con tu forma de ser. En tercer lugar vendría el olfato, el olor corporal, su perfume, su champú. Digo en tercer lugar pero hay científicos que lo sitúan en primer lugar ya que son las feromonas las que determinan la elección. Es algo más animal que lógico dicen. Incluso afirman que las pocas personas que por lesiones o causas perinatales han perdido el olfato son incapaces de enamorarse y caen en continuas depresiones. Si la cosa va bien, como parece ser, en algún momento entrará en juego el tacto con algún roce de manos fortuito, tal vez solo una leve caricia, algo liviano que se irá intensificando poco a poco. Ese es el objetivo, que el roce pase de lo fortuito a lo íntimo, quizá con algún abrazo de despedida o alguna caricia amistosa como antesala de lo que parece inexorable: que se complete el ciclo del amor con el gusto justo en el momento en que juntemos nuestros labios en el primer beso.

jueves, 5 de agosto de 2010

¿Destino o acción? ¿Todo esta ya destinado previamente o va pasando a medida que vivimos, dependiendo de nuestras acciones? ¿Qué es lo que rige todo? ¿Un destino hacia el cual todo va, que nada ni nadie puede cambiar? ¿O un conjunto de acciones, el famoso causa y efecto lo que hace que todo cambie constantemente? ¿De nosotros depende todo? ¿Podemos cambiar el destino? ¿Hay acaso un destino? Supongo que es un equilibrio. Es decir, supongo que hay un destino pero no uno que no se pueda cambiar. Si no uno que depende de nuestras decisiones, de cada acción, desde la más estúpida hasta la más trascendental. Uno que puede cambiar en cualquier momento, sin que nos demos cuenta siquiera. Uno cambiante. Y si tengo razón, si es así como creo yo, habría que prestarle más atención a nuestras acciones. Porque cualquier decisión podría cambiar todo el curso de nuestro rumbo ¿no? Entonces habría que prestarle más atención a nuestras acciones, lo que hagamos hoy cambia el mañana. Pero tal vez haya un punto al que todas nuestras acciones nos dirigen. Tal vez no haya que pensar, porque sin darnos cuenta llegamos a donde queremos llegar.

martes, 27 de julio de 2010

Ser dueño. Ser dueño significa ser propietario, tener control de algo, tener dominio. Podemos ser dueños de nuestra vida, nuestras decisiones, nuestras acciones, de nosotros mismos. Ser dueños para imponernos, para ser felices. Tenemos que ser nuestros propios dueños. ¿Quién mejor que nosotros para ser dueños de nuestra vida y su camino? ¿Quién mejor que nosotros para decidir? Yo hoy digo que nadie más que yo va a ser dueño de mis decisiones, mi vida, mi futuro y mi presente. Voy a tomar el puesto de piloto de mi vida. Yo voy a ser quien decida que hacer, con quién, cuando. Nadie más. Voy a decidir el rumbo que quiero tomar, quienes me van a acompañar y adonde pretendo llegar. Y sé que me voy a equivocar. Me voy a equivocar muchas veces pero por mis decisiones y no por haber seguido a otro. Voy a estar herida, voy a cambiar de rumbo, de decisiones, de pensamientos pero siempre a consciencia, porque yo quiero, pensando que es lo mejor. Nadie más que yo. ¿A quién más le cederías ese puesto? ¿A quién dejarías gobernar tu vida? Solo nosotros mismos, nuestros propios pilotos de nuestra vida.

jueves, 15 de julio de 2010

¿Qué hicistes? ¿Qué exactamente? ¿Fue todo calculado, planeado o ni siquiera te diste cuenta? ¿Acaso soy parte de tu plan maestro o aparecí sin que lo previeras? Sé que no sos nada de otro mundo, que sos un regular y común chico. Que no sos ningún príncipe. Que tal vez si esto fuera una película serías el villano, astuto y eficaz. El cual termina ganando, por el cual la chica cae y termina con el corazón roto. O tal vez no, tal vez serías el chico que no es para la protagonista, pero que ella está empeñada en tenerlo porque cree que es algo del destino. O muy tal vez sos el otro protagonista de esta historia. El cual se queda con la chica. Y tienen ese final feliz. El típico cliché. Pero aún así, aún sabiendo esto. Por algún motivo que desconozco totalmente terminastes en donde no preví que terminarías. Llegastes más lejos de lo que creí. Me hicistes pensar que eras uno más. No puse barreras, te subestimé. Ahora me vengo a dar cuenta de mi error, de lo que se me escapó. Fuiste tan sútil, tan delicado, tan astutamente te colaste en mi mente. Ni me di cuenta. Entonces me pregunto si alguna vez lo planeaste, si quisiste que cayera, si fue todo planeado. Si lo fue, te felicito y me asombro. No hicistes una entrada triunfal, simplemente dejaste un señuelo y yo caí.  Ganastes totalmente. Si ni siquiera te diste cuenta vos tampoco, si fue algo que nunca llegastes a imaginar, supongo que tenés algo. Tenés ese algo que me deja prendida. Que surte un efecto impensado en mí. Que no me deja salir por más que quiera e intente. Es como si me hubieras hipnotizado. Ni siquiera pretendo intentar salir, alejarme. ¿Te das cuenta? ¿Ves lo bien que lo hicistes? Pensado o no, conseguistes estar en mi mente, ser él dueño. ¿Y qué fue lo que hicistes? Nada fuera de lo común, nada extraordinario. Pero en tu normalidad, en tu parecer de un chico más. En vos, en lo más común, en lo más simple me atrapastes. Sos como el creador de un plan maestro. En el que quedé en el medio sin escapatoria. Un plan perfecto para vos, en el que yo caí.

domingo, 11 de julio de 2010

Siempre me ha fascinado ver los aviones volar en el cielo. Desde que tengo memoria que recuerdo quedarme con la cabeza inclinada a lo alto, observándolos de lejos, sintiéndome diminuta. Verlos viajar en la inmensidad del cielo era todo un espectaculo. Recuerdo que me gustaba más verlos en la noche, con sus luces ayudándome a ubicarlos e imaginandome hacía donde iría, cuanta gente llevaría, porque razones viajarían. Era todo un misterio para mí, cada tanto cerraba mis ojos y me imaginaba adentro transportandome entre las nubes, volando dentro de ellos. Al crecer seguí mirándolos, deseando estar allí viajando a miles de destinos distintos. Cada tanto vuelvo a jugar ese juego que jugaba de más chica. Me vuelvo a perder en la inmensidad del cielo, en lo asombroso de viajar en él, en las razones de viaje de cada una de esas personas. Me olvido de todo lo que pueda llegar a perturbarme. Y una frase no deja de rondar mi cabeza, la razón por la cual todo esto volvió a resurgir. ¿Podemos imaginar que los aviones en la noche son estrellas fugaces? Tal vez es lo que más necesito ahora.

miércoles, 7 de julio de 2010

¿Cónoces ese sentimiento de fuego por tus venas? ¿Ese deseo de desatarte de todo lo que te impide ser libre? ¿Ese que te da ganas de gritarle al mundo lo que pensas, lo qué sentís? ¿El cuál parece que nace de tu corazón pero es como si saliera de todos lados al mismo tiempo? ¿El que te recorre completa? ¿Ese de felicidad, de emoción completa? ¿Ese que aparece en cualquier momento? ¿Ese que es despertado por una canción, frase, una historia, una imagen, una persona? ¿Ese que se destaca de todos? ¿El cual es efímero pero difícil de olvidar? ¿Me vas a decir que nunca lo sentiste? ¿Qué nada te hizo sentir de esa manera? ¿Nunca te llegó algo a ese punto profundo? ¿Nunca te pasó que estabas llorando y algo aparece, y te hace sonreír, te hace sentir que todo va a estar bien? ¿Qué lo que te pasó lo vas a superar? ¿No te sentiste fuerte? ¿Invencible? ¿En equilibrio? ¿Con esperanza? ¿Seguridad? ¿Sin necesidad de nada? ¿Completa? ¿Cómo que lo que antes te entristecía, te molestaba se transforma en nada? ¿Qué todo lo que ocupaba tu mente desaparece? ¿Qué estás bien? ¿Qué te lo mereces? ¿Qué no importa sentir que no llegas más porque sabes que al final lo vas a hacer? ¿Qué si tarda no significa que no aparezca, solo que se hace desear? ¿Qué es solo una piedra más en el camino? ¿Qué vas a estar bien? ¿Nunca te sentiste como un superheróe, capaz de caer y volver a levantarse una y otra vez? .¿Qué todo lo malo te hace fuerte? ¿Que tus errores podes arreglarlos? ¿Qué lo estás haciendo bien? ¿Qué sos importante? Yo sí.

domingo, 4 de julio de 2010

Camino hacia donde se supone que tengo que ir. Tranquila, en paz total. Parece mentira que una semana atrás estaba histérica, a tus pies, totalmente perdida sin vos. Al recordar mi actitud en un pasado cercano pero que comparado con el presente se siente tan lejano, sonrío. Se siente bien darte cuenta que podes superar las cosas, que solo un poco de tiempo serviría para sobrepasarte, olvidarte. Aferro más mi bolso a mi cuerpo meneando mi cabeza sin poder todavía creerlo ¿quién diría que llegaría a este punto? Sigo metida en mis asuntos, en mis pensamientos. Y por culpa de ese estado en el que me encuentro no te veo venir. No diviso tu figura en mi horizonte. No noto que te vas a chocar en mi camino. No puedo preveerlo y esquivarte. Por lo que sigo y tarde reacciono ante tu presencia. Tarde para escapar ante la posibilidad de tener una recaída. Pero estoy convencida de que vas a seguir tu camino, pasar por mi lado sin mirarme facilitándome las cosas. Pero de nuevo me equivoco. Y vos te acercas directo hacia mí, como si yo fuera tu objetivo desde hace mucho tiempo. Y te comportas de la exacta forma que siempre deseé que hicieras pero nunca habías hecho. Usas todas tus armas sabiendo que funcionan perfectamente. Y sin que pueda hacer nada al respecto me arruinas todo, tiras mi plan a la basura y me das vuelta el tablero. Ganas. Te pones vos a la cabeza. Me haces odiarte, insultarte a mis adentros. Pero veo esa estúpida sonrisa y mi odio queda disuelto. Desaparece. Aún así me comporto tranquila, como si tu presencia no tuviera ningún efecto en mí. Finalmente nos despedimos, cada uno sigue su camino. Pero ya nada es igual, no puedo retomar como antes. Porque cambiastes todo de nuevo, me hicistes retroceder al punto inicial. Mi tranquilidad se quedó en aquella esquina antes de nuestro encuentro al igual que mi paz y el haberte superado. Todo el esfuerzo para nada. Como si hubieras percibido que estabas quedando en el olvido volvistes a aparecer. Para recordarme que producís en mí. Para hacerme saber que no sos fácil de olvidar. Y triunfantemente lograstes volver a la carrera. Pero no va a ser como antes, yo no lo voy a permitir. Esta vez es distinto. Las reglas de juego las pongo yo.

martes, 29 de junio de 2010

Negación. Hay una gran diferencia entre negar con razón y negar porque sí, negar empeñado en no aceptar lo otro. Ese tipo de negación es el más temible. El más difícil de superar. Porque cuando llegamos a ese punto en el que negamos una y otra vez algo, en el que nos cegamos, en el que nos enloquecemos es que aceptarlo es algo que sentimos que no podemos superar. ¿Si no porqué negarlo de esa forma? Pero es que ni siquiera queremos escucharlo por lo que a penas sentimos la presencia de esa verdad obvia enloquecemos, gritamos, golpeamos, nos vamos lejos para no escucharla, para no verla. Entonces hacemos como si nada, como si la verdad fue solo un molesto mosquito que vino a disturbiarnos nuestra paz. Pero aún así, dentro nuestro, en un rincón sabemos, sabemos con certeza de que es la verdad, de que no se puede negar, de que solo estamos retrasando el momento. Pero aceptarlo es cambiar toda nuestra realidad, es ver que nuestro mundo no es tan perfecto. Y no estamos listos para eso. Entonces negamos. Simple como eso. Negamos, negamos una y otra vez. Pero es peor. Porque en algún momento, algún día, no podremos negarlo más. Y ahí, ahí es cuando vamos a explotar. Vamos a gritar, llorar, romper. Vamos a sentir el dolor igual o peor que en el momento en que comenzamos el plan de negación. Y por la fuerza, sin desearlo enfrentas la verdad por más dura que sea. Porque la etapa de negación es una mascara, un velo que ponemos a la realidad. Pero como todo velo en algún momento se cae para mostrarnos lo que estuvo ahí todo el tiempo.

lunes, 28 de junio de 2010

El dolor siempre proviene del amor. Es que si vos amas a alguien le das ese poder, esa vía libre a que te lastime. Te expones ante él, te abrís, te dejas expuesta totalmente, bajas las barreras. Y una vez que haces eso en cualquier momento te puede lastimar, te puede romper el corazón en dos, te puede hacer querer olvidar todo, olvidarlo a él. Te puede desear no sentir nada nunca más, no volver a amar. Querés arrancarte el corazón del pecho, eso que te está lastimando continuamente, que es como una herida totalmente abierta que no se sabe como cerrar. Y lloras por eso, lloras porque te das cuenta de que te va  a seguir doliendo, de que te lastimaron, de que bajastes tus barreras, te expusiste y te lastimaron, de que te traicionaron, de que ya tu amor, tu amarlo no es suficiente. Sería tan fácil desear no sentir, no sentir ese dolor insoportable, ese dolor que te ahoga, que te hace llorar desconsoladamente, que está todo el tiempo en vos. Ese dolor que te produce una desesperación tan grande que te hace querer gritar, romper, golpear, patalear hacer lo que esté a tu alcanze para poder pararlo de alguna forma si es que la hay. Es que te enloquece, y deseas nunca haber sentido nada en primer lugar. Y podes llegar a proponerte no volver a repetir el mismo error. No volver a dejarte expuesta de ese modo para que te duela después. Porque lo que sentimos fue tan fuerte, tan devastador que inconscientemente nos autoprotegemos y no queremos volver a repetir tal experiencia. Solo el amor puede traer ese tipo de dolor, ese que tarda en desvanecerse. Tal vez siempre quede la marca, recordándonos, latente. O tal vez se cure completamente. Pero aún así la pregunta necesaria para hacer es si uno esta dispuesto a atravesar ese dolor por amor, o si simplemente prefiere no sentir nada. ¿Cuál de las dos sería? Amar a alguien, sentir eso y aún más ser correpondido no tiene con que compararse. Pero también ese dolor desgarrador a consecuencia del amar no tiene atenuante, no hay forma de evitar que nos rompan el corazón y menos de quitarnos el dolor después de eso, y todo lo que queremos en ese momento es dejar de sentir. Parar el dolor.

jueves, 24 de junio de 2010

Dicen que querer es poder. Pero... ¿es tan así? ¿Siempre que querés podes? ¿Simplemente se necesita eso? Porque si es así ¿por qué cuesta tanto? ¿Por qué no está hecho ya? ¿Por qué sigue en penumbras, en stand by? ¿Si tal vez el querer no es suficiente? ¿Si tal vez el intentarlo pesa más? Si uno no lo hace significa acaso ¿qué no lo desea lo suficiente? ¿Qué no se moviliza? Es que si uno lo quiere con todas sus fuerzas ¿tiene que sí o sí hacer algo al respecto? ¿Quedarse quieto significa no desearlo? ¿O acaso es que es tanto el deseo que eso mismo nos paraliza por miedo a no conseguirlo? ¿Cómo es entonces? Dicen que el que quiere lo hace y el que no se excusa. ¿Son excusas? Será que hay que reveer la situación. Que hay que reveer la circunstacias. Que hay que decidirse por algo. Por quererlo o no. ¿Es qué será que se lo quiere lo suficiente? ¿Y si tal vez creía que lo quería pero en realidad no era así? ¿Si simplemente se obligó a quererlo? Si uno lo quiere de verdad y aún así no hace nada, sería un estúpido. Y si no lo quiere de verdad pero aún así sigue haciendose la cabeza en vano, sería estúpido también. La cuestión sería entonces ¿cuál de los dos estúpidos sos?
Siento estas ganas incontrolables de preguntarte algo, pero nunca termino de animarme a hacerlo. Pero siempre llega el momento ¿no es así? Si te pidiera que hicieras como si me quisieras y nada más importase ya ¿lo harías? ¿Podrías siquiera intentar pretender quererme? Todas las noches hago de cuenta que todos los aviones en el oscuro cielo son estrellas fugaces, porque de veras necesito un deseo en este momento. Un deseo que se cumpla de verdad. Por lo que los transformo en estrellas fugaces pero por más que intente son solo aviones. Al igual que nosotros. Podríamos pretender ser algo más pero ¿acaso no es obvia la realidad? ¿No está demasiado presente como para ignorarla e inventarnos la nuestra? Deberás desearía poder hacerlo, me encantaría decir 'Pretendamos'. Pretendamos que nos amamos. Pretendamos que nada pasó. Pretendamos que eres todo lo que siempre busqué al igual que yo lo soy para vos. Pretendamos vivir en nuestra fantasía perfecta. Pretendamos sentirnos cómodos juntos. Pretendamos ser el uno para el otro. Pretendamos que no dijimos cosas de las cuales nos arrepentimos. Pretendamos ser felices. ¿Podemos volver a un lugar más simple? ¿Acaso no vale la pena si nos hace felices? ¿No prefieres como yo lo hago evadir la verdad? Tal vez hasta terminemos creyéndola. Entonces si te pidiera que pretendieras amarme y que yo sea la que te satisfaga ¿lo harías? Yo pretenderé sentirme completa y sin necesidad de alguien más. Un pacto justo, sin ganadores ni perdedores. ¿Podemos pretender?

martes, 15 de junio de 2010

Amigas. Esas que están siempre. Esas a las que podes llamar a cualquier hora. Esas personas que te escuchan una y otra vez aunque les taladres la cabeza con lo mismo. Esas que te abrazan fuerte cuando lo necesitas. Esas que te hacen llorar de la risa con el comentario más estúpido. Esas con las que podes llegar a matarte pero a los minutos se arreglan. Esas a las que recurrís para contar todos tus secretos. Esas que te aconsejan pensando en lo que es mejor para vos. Esas que se alegran y se entristecen con vos. Esas que están en los buenos momentos pero aún más en los malos. Esas que con una mirada te dicen todo. Esas con las que tenes códigos secretos. Esas con las que podes hablar todo un día entero sin cansarte. Esas con las que hablas de todo, desde lo más profundo hasta la estupidez más grande. Esas que se apoyan en vos. Esas que confían en tu persona y te quieren. Esas que son indispensables. Esas con las cuales no podes imaginarte no estar. Esas que te dicen la verdad por más dolorosa que sea. Esas que se ganaron tu confianza y cariño. Esas que son únicas. Esas que te conocen como a sí mismas al igual que vos a ellas. Esas que te soportan aún cuando no estás de humor. Esas que te crean sonrisas aún cuando lágrimas corren por tus mejillas. Esas que te escuchan siempre. Esas que saben todo. Esas que te han visto en lo más alto y en lo más bajo. Esas que te vieron caer y te ayudaron a levantarte. Esas a las cuales siempre vas a ayudar. Esas para las cuales siempre vas a estar. Esas que te hacen ver el mundo de forma distinta. Esas a las que querés. Esas son ustedes.

viernes, 4 de junio de 2010

Como en un trance me encuentro. Como si estuviera exactamente a mitad de un camino que todavía no tengo idea de a dónde me lleva. Como si estuviera mirando fijo el mismo punto todo el tiempo, como si me tuviera hechizada por su aura y ni siquiera intento dejar de mirarlo. Estoy totalmente atrapada. Como en un callejón salida. Necesito que me tiren un balde de agua fría. Que me despierten. Que me griten como son las cosas. Como es en realidad. Qué tengo que dejar de esperar y qué empezar a ir a buscar. Que me hagan entender como son las cosas. Pero que me saquen de este odioso ensimismamiento. Esto que me hace perderme de otras cosas. Que no me deja ver con claridad. Que me va consumiendo lentamente. Que me retumba en la cabeza minuto tras minuto. Que no me deja respirar, que es como si me oprimiera el pecho y a medida que pasa el tiempo tengo menos aire. Necesito respirar de nuevo. Que alguien aparezca y me saque de mi ensoñamiento. Mientras tanto sigo igual. Sigo deseando lo mejor pero esperando lo peor.

lunes, 31 de mayo de 2010

Todo me hace acordar a vos. Todo de alguna forma u otra termina en tu persona. Hablo de cualquier cosa y termino conectándolo con vos. Trato de no hacerlo pero sin siquiera darme cuenta termino ahí de nuevo. Y es desesperante. Desespera ver a donde he llegado. Desespera verte, pensarte aún cuando no quiero hacerlo. Desespera pensar que significa. Pero dentro mío lo sé, y eso es lo que me preocupa. Detesto que vengas a mi mente aún cuando no te deseo en ella. Detesto quererte y no hacer nada. Detesto pensarte cuando ni siquiera vale la pena. Detesto soñarte cuando me lastima hacerlo. Pero lo sigo haciendo. Y lo peor de todo es que podría pararlo, en cierto modo podría hacerlo. Sí. Pero ¿sabes qué pasa? No quiero hacerlo. Porque me gusta sentirte cerca mío aún estando tan lejos. Me gusta pensarte cuando no me queda otro remedio. Me gusta acobijarme en mis pensamientos cuando tengo miedo de enfrentarme a la realidad. Me encanta todo eso. Aún cuando llega a lastimarme. Y es por eso que no lo dejo ir, es por eso que sigo metida en ese círculo vicioso que parece sin fin alguno. Porque es exactamente eso, un círculo vicioso. En el cual vos sos comienzo y fin, problema y solución, enfermedad y cura. Estoy metida ahí sin salir. Como si fueras mi adicción, mi peor perdición, mi boleto al mismo infierno que se transforma a veces en el mismísimo cielo. Porque aunque tenga salida, aunque pueda volver no pienso hacerlo. Con vos saqué un boleto de ida que no tiene vuelta.

sábado, 29 de mayo de 2010

Necesidad. Esa necesidad de tenerte. Esa necesidad de que seas mío y de nadie más. De ser tuya. De que me beses y abraces fuerte. De que me susurres palabras al oído. De que seas sincero conmigo. De que me dejes entrar. Esa necesidad de ser necesaria para vos también. De que me comprendas. De que me escuches y me veas. De entenderte finalmente. De que me elijas. Esa necesidad de volverte loco. De que me agarres de la mano. De oírte hablar sobre mí. De escuchar tu voz por telefono. De contarte todo lo que pienso. De gritarte cuanto te quiero. De que sepas que te quiero. De que vengas a buscarme. De que confíes en mí. De poder desahogarme con vos. De que seques mis lágrimas y crees sonrisas. De verte sonreír por mí. De estar ahí para vos. De que cuentes conmigo. Esa necesidad de oírte decirme 'Te quiero'. De abrazarte y no dejarte ir. Esa necesidad de satisfacer estas necesidades. Necesidades que crecen cada día, que parecen una busqueda eterna, que me mantienen en vela, que desesperan y llegan a doler. Necesidades que solo pueden ser cumplidas por vos.

martes, 25 de mayo de 2010


Esa persona. Esa mitad. Esa media naranja. Alma gemela. Persona destinada. Amor de tu vida. Como quieras llamarlo. Esa persona, en mi opinión, existe. Y sé que no lo digo por experiencia propia, por un suceso en mi vida, porque conocí a la mía, no es así. No sé quién es, cuándo lo voy a encontrar ni en donde. Pero estoy segura, que existe. Sé que en algún lugar del mundo está esperando al igual que yo. Que en algún momento lo voy a cruzar, lo voy a conocer. Que va a cambiar todo. Que no voy a ser la misma. Lo creo. Pero esto no quiere decir que crea que esta todo destinado, y que no importa lo que hagas vas a terminar con esa única persona. No. Al contrario, yo sí creo que existe, que no vas a amar a nadie como lo amastes a él, por más que lo intentes no va a funcionar, pero creo también que uno tiene que poner de su parte en ello, en llevarlo a cabo, no quedarse sentado esperando porque tranquilamente puede pasar de largo. Y no tengo pruebas concisas de que hay una persona para cada uno, pero aún así estoy segura. Y si lo estoy, y me hace feliz pensarlo ¿por qué no hacerlo? Seguiré devota a mi creencia, esperando encontrarlo y hacer tener una evidencia de que eso tan puro que llaman amor, existe.

jueves, 20 de mayo de 2010


¿Cómo lo lograste? ¿Cómo lo hiciste? Ya se me fue de las manos, ya estoy perdida. Trato de parar todo tipo de sentimiento pero es igual que tratar de agarrar agua con las manos, por unos momentos lo consigo pero luego se termina escurriendo por mis dedos hacia donde siempre estuvo. ¿Entonces que debo hacer yo ahora? Me niego a caer tan rápidamente, mis instintos me dicen que no lo haga, que me resista. Y lo intento, de verdad. Pero aún así es en vano, mi corazón hace exactamente lo que quiere con quién quiere, y ese quién sos vos. Pero aún así sigo negándolo, a todos. Me preguntan y niego, me tiran indirectas y evado. Aunque al final del día, cuando me encuentro conmigo misma y nadie más se me caiga la mascara. Y ahí en ese instante tengo miedo, pánico, terror. Porque no puedo negarlo, no a mí misma, no cuando lo escucho por todos lados, cuando lo veo escrito, cuando lo digo sin querer. Y tengo miedo de que se me haya ido de las manos, tengo miedo de que haya llegado a ese punto donde no hay vuelta atrás alguna, terror de que sea tan débil con vos como estoy creyendo, de que este sintiendo algo más allá de con lo que comencé, de que me puedas lastimar, de que me importes, de que ya no sea un simple juego. Porque si es así, si finalmente lo veo, estoy perdida porque se que me va a doler el no tenerte. Por lo que seguiré tratando de contenerme aún sin estar segura que haga falta hasta que sea lo suficientemente seguro como para decirlo en voz alta.

lunes, 17 de mayo de 2010


¿Cómo saber que llegaste a ese punto del que no hay retorno? ¿Cómo saber si ya cruzaste esa línea invisible? ¿Cómo saber si ya esos sentimientos que empezaron como un juego se transformaron en algo serio? ¿Cómo saber si ya estás metida? Y una vez que lo sabés ¿qué haces? ¿Acaso hay algo posible por hacer? ¿Alguna forma de cambiarlo? ¿De parar ese torrente de emociones que parece sin fin hacia su persona? Y si la hay ¿estarías dispuesta a hacerlo? ¿Te bancarías dejarlo, olvidarlo a él? ¿Soportarías separarte, admitir la derrota? ¿Podrías hacerlo aún cuando sabes que ya es un caso perdido? Tal vez sería mucho más fácil si en el momento previo, ese punto anterior a caer totalmente rendidas ante él, una alarma se encendiera, titilara intermitentemente avisándonos que estamos a punto de caer. Pero lo que sucede es que lo más lindo es no darte cuenta de eso, estar consciente solo del momento previo y del posterior pero no en el proceso que conlleva el cambio total e irrevocable. Si tan solo una pudiera fácilmente borrarlo de su vida al darse cuenta de que no funcionará, de que es una perdida completa de tiempo. Pero aunque si hubiera dudo mucho que aceptaría hacerlo. Es que esa línea divisoria tiene tanto significado, tanta carga emocional que una vez que estás del otro lado, no harías muchas cosas que antes sí. No podría decidir soltarlo, no podría acceder a borrarlo por completo de mi vida. Aún cuando no esté en ella como desearía. Crucé esa línea ya, no sé cuándo ni dónde pero sé que no hay retorno ahora. Y aún así no me importa el darme cuenta ahora de cuanto significó ese simple acto.

domingo, 16 de mayo de 2010


Excusar. Excusar el mal comportamiento, el mal trato, los insultos. Excusar el dolor causado. Parece mentira, pero cada vez veo más excusas para los hombres. Más excusas en las cuáles ellos puedan resguardarse, sacarse la culpa, ser inocentes. Es irónico como nosotras, como las propias mujeres, las propias víctimas de estas estúpidas actitudes los excusamos. "No quizo decir eso", "Él me quiere solo que no lo demuestra", "También es mi culpa", "Pero yo lo quiero", "Es inevitable que lo haga", "Hoy en día todos son así". ¿Y qué tiene eso que ver? ¿Acaso porqué todos sean así está bien? ¿No existe la individualidad? Digo que sí existe y si él aún así sigue a la masa ¿No lo hace un estúpido? Veo lágrimas en los ojos por culpa de estos tipos de chicos, veo corazones rotos, humillación, arrepentimiento y hasta culpabilidad. ¿Pero qué es lo que hacen? Los excusan. Los defienden con excusas baratas y sin sentido. En vez de hacerse valer, plantarse adelante de él y decirle "A mí no me vas a tratar así" o simplemente dejarlos y pensar "Voy a encontrar algo mejor". Porque hay algo mejor. Pero no. Se acostumbran tanto a esa clase de chico que no hacen nada, porque es así, sonará cruel pero hasta parece que lo hacen a propósito. Que les gusta sufrir y que les rompan el corazón porque una se da cuenta, sabe. Y ni siquiera planean buscar uno que valga la pena, se remiten a creer que hay que conformarse, que son así, que no existen los príncipes azules. No digo que existan pero, ¿Te vas a quedar con un intento de sapo a cambio? ¿Tan poca fe tenés en los hombres, en vos misma que pensás que no vas a conseguir algo mejor para vos? Es patético y da pena. Hay hombres que valen la pena, que te tratan con cariño, que te apoyan, te escuchan y te cuentan sus cosas, que te tratan como te mereces, que te hacen sentir bien, amada, respetada, hay buenos hombres. No te conformes con los imbéciles que te encontrás, por favor no creas que no hay nada mejor más allá de eso. Porque una vez que lo crees no hay vuelta atrás y vas a pasar de un estúpido a otro sin cesar. Dejen esas excusas que ustedes mismas no creen y salgan a buscar algo mejor. Excusándolos solo logramos que sigan igual, lastimándonos. Hay muchos sapos en el mundo, pero eso no significa que sean todos así. Siempre hay algo mejor cuando te decidís a encontrarlo.

viernes, 14 de mayo de 2010


Es como si esuviera en un camino. Uno en el cuál no puedo ver a donde me lleva, ni cuando termina. En él transito y voy dejando momentos y personas atrás. Al igual que voy llegando a nuevas experiencias y personas. Lo acepto. Pero a veces siento que no llego más a ciertos lugares, a ciertas personas. Siento como si caminara y caminara pero siempre me encuentro en el mismo lugar, no voy ni para atrás ni para adelante. Y no puedo negar que es desesperante, que me afecta y me hace querer dejar de caminar. ¿Para qué seguir si parece que nunca avanzo? Pero sigo igual, esperando, rezando en el trayecto de que te encuentres en algún punto del camino. Que nuestros caminos se cruzen, que choquemos por el destino, que aparezcas, que me acompañes a caminar. Que me levantes cuando me caiga, y me des aliento cuando sienta que no puedo más. Entonces sigo caminando por más que esté cansada porque la esperanza, la ilusión de que te voy a encontrar, de que estás más adelante en el camino me mantiene en pie. Necesito creer que sucederá. Necesito creer que en algún punto exacto de mi camino te encontrás vos esperando por chocarte conmigo.

domingo, 9 de mayo de 2010


Todo esto se siente extraño e irreal. Y no perderé otro minuto sin ti. Mis huesos duelen, mi piel se siente fría. Y me estoy cansando y sintiendo tan viejo. La ira crece en mis tripas y no sentiré estos cortes y trozos. Deseo tanto que abras tus ojos porque necesito que mires en los míos. Dime que abrirás tus ojos. Dime que abrirás tus ojos. Levantate, sal, alejate de esos mentirosos. Porque ellos no entienden tu alma o tu fuego. Toma mi mano, entrelaza tus dedos con los míos y saldremos de este oscuro cuarto por última vez. Cada minuto desde este minuto en adelante podemos hacer lo que nos guste en cualquier lado. Deseo tanto que abras tus ojos porque necesito que mires en los míos.

Me había olvidado. Me olvidé de dónde me encontraba tiempo atrás. Me olvidé de como eran las cosas antes. Me olvidé el lugar, el momento donde todo había comenzado. Me olvidé de mis sufrimientos. Me olvidé como pensaba y sentía respecto a vos. No sé como me había olvidado todo eso. Pero como si alguien quisiera recordarme lo pasado, como si quisieran que me diera cuenta de mi avance pero al mismo tiempo retroceso, darme cuenta de lo que cambió y lo que cambié, como si alguien me quisiera dar una señal, todo volvió a mi mente. Recordé y fue como si hubiera estado todo este tiempo bajo agua y me estaba quedando sin aire ya pero salí a la superficie y volví a respirar. Todo volvió a mí como una película y pude apreciar el notorio avance, como la trama se fue desarrollando, lento pero seguro al fin. Como aunque pareciera que todo sigue igual que ayer no lo es. Como los personajes fueron madurando hasta dar lugar los de hoy, como las situaciones fueron cambiando, como las circunstancias no son las mismas. Pero lo mejor fue que recordé ese momento tan preciado que dio inicio a todo, lo reviví como si hubiera sido ayer ¿cómo es posible que lo haya olvidado?Pero me di cuenta de algo. No importa donde nos encontremos en el presente, siempre es bueno hacer una rápida leída al pasado. Podemos ver avances y retrocesos. Es más tal vez nos hayamos olvidado de algo indispensable para el futuro.

martes, 4 de mayo de 2010


Continúo perdida entre el caos que habita en mi mente y las tempestades que se desatan en mi corazón.

lunes, 3 de mayo de 2010


Cuantos sueños has tenido y por miedo no has seguido el camino que te lleva a hacer realidad. Solo piensa un instante. Nunca mucho fue bastante para ti. Ya no sé porqué razones te has quedado en ilusiones. No me digas que no hay tiempo y te heches atrás. Quiero estar siempre a tu lado y olvidarnos del pasado tu y yo. Porque no quiero vivir con miedo a perderte. Me quiero morir si no puedo verte, en mi vida no hay más salida. No puedo dormir si no puedo tenerte. No puedo seguir muriendo lentamente, a tu lado encadenado. Cada noche te he buscado y en mis sueños te he encontrado. Me despierto en un instante, tu ya no estás. Yo quiero estar siempre a tu lado y olvidarnos del pasado, tu y yo. Porque no quiero vivir con miedo a perderte. Me quiero morir si no puedo verte, en mi vida no hay más salida. No puedo dormir si no puedo tenerte. No puedo seguir muriendo lentamente, ser tu hada encadenada. No quiero vivir con miedo a perderte. Me quiero morir si no puedo tenerte.

Realidad y ficción. ¿Qué es la realidad y qué es la ficción? ¿Acaso vemos la línea que divide una de la otra? ¿Sabemos diferenciarlas? A veces parece tan difícil separar lo real de lo ficcionario. E irónicamente nos cuesta más con las cosas más importantes, las más trascendentales para nosotros. Es que ese desear algo con todas nuestras fuerzas, ese morir por conseguirlo. Ese cerrar los ojos con todas nuestras fuerzas dejando que la intensidad de nuestro deseo fluya por nuestras venas. Esa emoción, esa esperanza, eso que nos mueve. Ese sentir morir si no lo tenemos. Esa inmensa necesidad como si fuera aire. Es que es tanta la intensidad que ponemos en eso que queremos alcanzar, es tanto lo que ponemos de nosotros para que se cumpla, tantas horas, tanto esfuerzo, tantos sueños, tanto de nosotros. Dejamos partes de nosotros en eso. Que nos hace más difícil definir, notar la línea divisoria de la ficción y la realidad. Nuestra mente misma lo hace, tratando de mantener nuestra esperanza cuando ya es en vano, de seguir esperando eso que no va a llegar. Es un reflejo de auto protegerse, de no sufrir dolor. Entonces caminamos sin ver donde estamos, sin ver la línea tan trascendental. Pero tarde o temprano abrimos los ojos y vemos la línea y nos damos cuenta de que estamos parados en el lado equivocado, en la ficción. Que nos engañamos. Por lo que vemos la realidad en frente nuestro, lastimándonos como ya habíamos previsto inconscientemente. Y es como si una espada nos atravesara el corazón, todo lo que pensábamos que era realidad comienza a desvanecerse lentamente... solo es ficción. Solo un macabro juego de nuestra mente. Dejándonos solos con la dura realidad antes ignorada. Y la ficción que una vez nos hacía feliz desapareció. La ficción es un sucio juego que nuestra mente produce para protegernos de esa realidad circundante que no queremos ver.

lunes, 26 de abril de 2010


¿Cómo alguien puede poderte tanto? ¿Cómo puede influirte? ¿Cómo puede volverse importante sin darte cuenta siquiera? ¿Cómo puede hacerte sonreír por la mínima cosa? ¿Derramar una lágrima por la más simple acción? ¿Cómo puede alegrarte el día o arruinartelo? ¿Cómo puede volverte loca? ¿Cómo te puede encantar hasta lo más estúpido suyo? ¿Cómo puede enloquecerte? ¿Cómo puede producirte todo eso? ¿Cómo puede convertirse en tu perdición? ¿Cómo? ¿Cuál es su secreto? ¿Su receta? ¿Qué hizo? ¿En qué momento exacto pasó todo esto? ¿En qué momento se volvió necesario? ¿En qué lugar se hizo el click? ¿Qué gesto, que acción, qué palabra fue la desencadenante? ¿Cómo lo pasaste de largo? ¿Cómo no te diste cuenta? ¿Qué es lo que él tiene que no tienen los demás? ¿Qué fue lo que lo hace distinto a todos? ¿Por qué? ¿Se dará cuenta? ¿Cómo hizo? ¿Es posible caer por una persona sin saberlo? ¿Es qué las caídas más fuertes son las que ocurren cuando menos las esperamos? ¿Es bueno o malo? ¿Cómo volvés al punto inicial? ¿Cómo regresas al momento en el que sea cual sea el final no te modificaba? ¿En el que era uno más del montón y no el separado de este? ¿Habrá una forma de retornar? ¿O es un punto sin retorno? ¿Es tan malo como parece la debilidad por esa persona? ¿O simplemente una bendición?

miércoles, 21 de abril de 2010


Perdida camino entre la marea interminable de gente. Todos ocupados en sus cosas, hundidos en su mundo, sin ver ni oír nada ajeno a ellos, con sus propios intereses. Una angustia recorre mi cuerpo al verme perdida en medio de ese caos, me desespero y trato de ir más rápido. Visualizo caras desconocidas, otras no tanto pero ninguna de ellas se queda más de dos segundos observándome, menos se acercan a preguntarme si estoy bien. Pero ya no me importa, nada me interesa llegado a este punto. Por lo que sigo sin hacerme vanas ilusiones, buscando eso que me hace falta pero no logro descifrar que es. Aguanto mis ganas de llorar, de gritar, de romper todo ante la impotencia. Es que siento como si corriera pero no me moviera a ningún lado, y empiezo a pensar que lo que sea que vine a buscar no lo encontraré. Aún así sigo buscando. Me hago paso entre la gente, sintiendo que se me acaba el tiempo, que se está haciendo tarde. Mi corazón late veloz en mi pecho como diciendo que me apure que el reloj está avanzando más rápido de lo que debería. Por lo que corro, desesperada, al borde del llanto, con mis manos temblando y mi corazón en mis manos. Entonces te veo, parado ahí totalmente sereno con tus ojos clavados en mí. Esbozas una sonrisa. Como por arte de magia toda mi angustia desaparece. Y es como si hubieras estado esperándome todo este tiempo, como si vos también supieras que algún día finalmente nos encontraríamos.

martes, 20 de abril de 2010


Sentís esa satisfacción de hacer algo que nos costaba tanto. Ese sentimiento que te llena al lograr algo que antes parecía casi imposible. De haber llegado a donde pretendías. Ese primer paso que parece que fuera el más largo, el que más cuesta. Para el cual no sirve pensar, no sirve analizar, solo hacerlo de una vez, por impulso. Como si fuera una curita, sacarla de un tirón. Ese arriesgarse sin saber nada, absolutamente nada del futuro, de la respuesta del otro, de la decepción posible o el sueño cumplido. Hacerlo y esperar a ver el resultado. Pero lo más difícil es saltar a esa pileta que no visualizas, en la que no podés saber si hay agua o te vas a estrellar contra el piso. Podés estar horas en ese trampolín preguntándote si hacerlo o no. Podés regresar hasta la escalera y estar a punto de bajar, pero arrepentirte y volver al mismo punto. Podés sentarte en ella y mirar a tu alrededor, con tus ojos llenos de lágrimas buscando una señal que te diga que hacer. Pero la única solución es cerrar los ojos, respirar hondo y tirarse de una. No más preguntas, no más dudas, no más indecisiones, no más pensar. El futuro no puede ser adivinado, la única forma de conocerlo es ir tras él. Al fin al cabo no importa el final que tenga ese arriesgarse. Tal vez desemboque en una gran decepción, en vergüenza, en un corazón roto, en el sueño cumplido, en sonrisas, en el mejor final posible. Más allá de todo eso lo que de verdad importa es que te arriesgaste, que saltaste del trampolín sin saber. Que te la bancaste. Que sabiendo que te puede salir mal te la jugaste dispuesta a sufrir las consecuencias. Que fuiste valiente. Que bajaste las murallas a tu alrededor, que te rendiste, que dejaste de pelear contra tu instinto de autoprotegerte contra todo y todos, te abriste, te arriesgaste a salir lastimada estando al tanto de la posibilidad. Finalmente saltaste a pesar de todos tus miedos.

martes, 13 de abril de 2010


¿Qué pasa si un día te levantas y sentís que estabas equivocada en todo? ¿Qué nada era como creías? ¿Qué gastaste tu tiempo? ¿Qué no vale la pena? ¿Qué la esperanza ya no tiene sentido? ¿Qué sin darte cuenta llegaste al borde del precipicio? ¿Qué ya no podes seguir engañándote? ¿Qué te cansaste? ¿Qué estás bajando los brazos y nada te hace querer subirlos de nuevo? ¿Qué simplemente no das más? O peor aún ¿Qué pasa si llegaste al punto en el que te preguntas para qué sigo? ¿Es qué todo fue una perdida de tiempo? ¿Es qué solo ocurre una equivocación tras otra? ¿Qué es lo que pasa? Es como si el mundo fuera a una velocidad distinta y yo por más que trate no logro ponerme a la par, solo me quedo a un costado viendo como gira y gira esperando el momento de que alguien haga un lugar, que me alcanze una mano, que mire hacia afuera pero nada sucede nadie mira a quién está afuera, y entonces sigo sola sentada a un costado sintiéndome en soledad, perdida, con una pieza faltante la cual me permita ponerme a la par del mundo. Antes hubiera seguido a pesar de todo, buscando, prestando atención pero ya no veo el punto de hacerlo. Nada tiene sentido ya. Tal vez así está destinado a ser, una y otra vez lo mismo. Ya no voy a moverme, no intentaré entrar a donde no me hacen lugar. Ya no voy a seguir empecinada como una nena caprichosa con lo que no va a suceder nunca, tengo que aceptarlo. No trataré como prioridad a quién siquiera me trata como opción. Cada día me trato de convencer de lo que no es, de asegurarme en vano que ese gesto significa más de lo que parece. Ya no más. No me cegaré esperando ese maldito indicio que se va como llega haciendome seguir con algo que no tiene sentido. Seguiré mirando desde afuera hacia dentro esperando esa mano que sostenga la mía.

jueves, 8 de abril de 2010


¿Cómo saber? ¿Cómo saber que sos vos? ¿Cómo saber que hacer? ¿Cómo saber cuando avanzar y cuando retroceder? ¿Cómo saber que retener y que dejar ir? ¿Cómo saber si esperar o ir? Las preguntas corren, dejando una estela de incertidumbre en mi cabeza. Sí, puedo buscar respuestas pero ninguna parece la correcta. Es que llega un momento en el que estoy totalmente segura de algo, en el que puedo jurar que es de esa forma, en el que cada parte de mi cuerpo lo afirma; pero al otro día no lo estoy, ya no sé si tenía razón, me parece que me equivoqué, que todos mis sentidos fallaron y que mi sentido común erró nuevamente. Entonces vuelvo al punto de partida. Y es como si estuviera en medio de una calle desierta, sin saber si debo seguir hasta el otro lado de la calle o retroceder hasta donde estaba. Miro hacia donde se supone que debe estar la luz que indica que es seguro cruzar o que no, pero me marea, porque cada vez que miro titila una imagen diferente, a veces dice que es seguro otras que no lo es por lo que no me animo a tomar un decisión y sigo estancada a mitad de calle. Veo hacia la vereda del frente pero nada me asegura que al cruzar nada malo me va a pasar, que no saldré lastimada, que no me voy a arrepentir. Entonces veo hacia atrás, de donde vine, pero nada allí me retiene ni tampoco me dice que es el lugar donde debo estar. Por lo que me quedo donde siento que estoy segura, donde respiro tranquila ya que puedo ver los dos lados de la calle y estar atenta a cualquier señal de seguridad posible en ellas. Sigo a la espera. Atenta. Aunque en el fondo sé que tengo que elegir un lado de la calle o el otro, jugármela. Porque el tiempo esta contando y de un momento a otro no voy a poder elegir. Entonces me quedo parada mirando a ambos lados. Esperando ver un puerto seguro en el que pueda confiar y así finalmente cruzar o volver.

jueves, 1 de abril de 2010


Recuesto mi cabeza en el verde pasto. Con mis brazos y piernas extendidas respiro profundamente, dejando que el frío oxígeno entre a mis pulmones. Exhalo tranquila. El sentimiento de paz y tranquilidad recorre cada parte y recoveco escondido en mi cuerpo, haciéndome sentir como si estuviera en la nube más alta. Cierro mis ojos y dejo que los rayos de sol entibien mi cara, aumentando aún más si es posible mi conforte. Puedo escuchar la nada misma. Disfruto del sentimiento, de mi estado actual. Y dejo que miles de pensamientos recorran mi cabeza, en otro lugar y momento me aturdirían pero no ahora. Estos viajan llevándome por un torrente de emociones, pero con la velocidad justa para admirarlos y verlos desde afuera con calma. Todas las cosas que anteriormente me atormentaron ahora son simples suspiros frustrados. Me siento bien, en paz conmigo misma, feliz con el mundo. Siento esa sincronía con lo que me rodea que tanto había buscado. Y me doy cuenta que finalmente llegue a ese punto, a ese que me costó mucho llegar pero a la larga lo hice. Ese punto de equilibrio. Equilibrio entre lo que deseo y tengo. Equilibrio entre el lugar que estoy y el que quiero llegar. Entre vos y yo. Entre mis virtudes y defectos. Entre el exterior y mi interior. Entre lo que tengo para dar y lo que quiero que me den. Instintivamente una sonrisa se forma en mi cara. Y es que esa sonrisa es tan solo una forma de expresar mi estado. Es que esa sonrisa es la que tanto busqué tener en mi cara sinceramente. Y la hago más grande, ocupando todo mi rostro. Estoy en paz. Estoy bien conmigo misma. Y ese sentimiento es más grande de lo que pensaba. Ese sentimiento es la pieza faltante perfecta, llena esos vacíos que antes molestaban. Sin dejar siquiera recuerdo de ellos, es que es algo que estaba destinado hace ya mucho tiempo. Y esas cosas tienen un cierre cuasi perfecto. El flujo de pensamientos va parando para dar lugar a un torrente, ahora, de emociones. Y estas, sí, me aturden. Me marean. Pero con un buen final. Con mi risa exultante que corta con el anterior silencio. Pero irónicamente aumentan más aún la paz en el ambiente. Mi risa contagiosa, fuerte y feliz. Esa risa que hace sonreír a quien la escucha, que alegra el ánimo de un alma en pena. No trato de pararla, sino que me dejo llevar por ella. A donde sea que lo haga. Ya no importa el final, el desenlace de esta larga historia. Porque más allá del final que me toque, estoy disfrutando la trama, el nudo, el camino que me lleve a él. Disfrutando el ahora sin preocuparme el mañana. Escucho mi risa, una pequeña exclamación de mi interior. Finalmente paro de reírme, pero una gran sonrisa sigue implantada en mi rostro. Una sonrisa que dice: Sé que voy a estar bien.