domingo, 4 de julio de 2010

Camino hacia donde se supone que tengo que ir. Tranquila, en paz total. Parece mentira que una semana atrás estaba histérica, a tus pies, totalmente perdida sin vos. Al recordar mi actitud en un pasado cercano pero que comparado con el presente se siente tan lejano, sonrío. Se siente bien darte cuenta que podes superar las cosas, que solo un poco de tiempo serviría para sobrepasarte, olvidarte. Aferro más mi bolso a mi cuerpo meneando mi cabeza sin poder todavía creerlo ¿quién diría que llegaría a este punto? Sigo metida en mis asuntos, en mis pensamientos. Y por culpa de ese estado en el que me encuentro no te veo venir. No diviso tu figura en mi horizonte. No noto que te vas a chocar en mi camino. No puedo preveerlo y esquivarte. Por lo que sigo y tarde reacciono ante tu presencia. Tarde para escapar ante la posibilidad de tener una recaída. Pero estoy convencida de que vas a seguir tu camino, pasar por mi lado sin mirarme facilitándome las cosas. Pero de nuevo me equivoco. Y vos te acercas directo hacia mí, como si yo fuera tu objetivo desde hace mucho tiempo. Y te comportas de la exacta forma que siempre deseé que hicieras pero nunca habías hecho. Usas todas tus armas sabiendo que funcionan perfectamente. Y sin que pueda hacer nada al respecto me arruinas todo, tiras mi plan a la basura y me das vuelta el tablero. Ganas. Te pones vos a la cabeza. Me haces odiarte, insultarte a mis adentros. Pero veo esa estúpida sonrisa y mi odio queda disuelto. Desaparece. Aún así me comporto tranquila, como si tu presencia no tuviera ningún efecto en mí. Finalmente nos despedimos, cada uno sigue su camino. Pero ya nada es igual, no puedo retomar como antes. Porque cambiastes todo de nuevo, me hicistes retroceder al punto inicial. Mi tranquilidad se quedó en aquella esquina antes de nuestro encuentro al igual que mi paz y el haberte superado. Todo el esfuerzo para nada. Como si hubieras percibido que estabas quedando en el olvido volvistes a aparecer. Para recordarme que producís en mí. Para hacerme saber que no sos fácil de olvidar. Y triunfantemente lograstes volver a la carrera. Pero no va a ser como antes, yo no lo voy a permitir. Esta vez es distinto. Las reglas de juego las pongo yo.