jueves, 19 de agosto de 2010
Destiempo. Sentir que estás en destiempo, que no vas al ritmo de la canción. Como cuando intentas hacer una coreografía o bailar al son de la música y no te sale, vas a otro ritmo a otro compás y lo sabes. Pero aún así lo seguís intentando, seguís tratando de cazarle el ritmo, de agarrarle la mano. En algún momento te tiene que salir ¿o no? De esa misma forma a veces pasa en la vida, en el día a día. Sentir que tus acciones o las acciones de los demás están en destiempo. Tal vez llegan demasiado tarde, cuando las necesitabas mucho antes. Tal vez llegan muy temprano y luego te das cuenta. Pero cual sea de las dos te dan impotencia. Te frustran, te molestan. ¿Por qué no pasó eso antes? ¿Por qué no lo hizo después? ¿Por qué no me lo dijo en ese momento? Y uno actúa muchas veces a destiempo, y el resultado es peor. Porque sabemos que la culpa solo cae en nosotros. Y te enojas con vos mismo, por haber tardado, por haberlo hecho demasiado rápido, por no esperar el momento correcto o en su caso dejarlo pasar. Y te desespera darte cuenta que estás a destiempo, que vas al revés, que la música va más rápido que tus pasos. Te frustra, te da impotencia. Pero aún así no te rendís, si no que la peleas más, te esforzás aún más. Sabes que no es imposible estar en tiempo, en el compás. Solo tendrás que seguirle el ritmo, y bailar al compás.