viernes, 14 de mayo de 2010


Es como si esuviera en un camino. Uno en el cuál no puedo ver a donde me lleva, ni cuando termina. En él transito y voy dejando momentos y personas atrás. Al igual que voy llegando a nuevas experiencias y personas. Lo acepto. Pero a veces siento que no llego más a ciertos lugares, a ciertas personas. Siento como si caminara y caminara pero siempre me encuentro en el mismo lugar, no voy ni para atrás ni para adelante. Y no puedo negar que es desesperante, que me afecta y me hace querer dejar de caminar. ¿Para qué seguir si parece que nunca avanzo? Pero sigo igual, esperando, rezando en el trayecto de que te encuentres en algún punto del camino. Que nuestros caminos se cruzen, que choquemos por el destino, que aparezcas, que me acompañes a caminar. Que me levantes cuando me caiga, y me des aliento cuando sienta que no puedo más. Entonces sigo caminando por más que esté cansada porque la esperanza, la ilusión de que te voy a encontrar, de que estás más adelante en el camino me mantiene en pie. Necesito creer que sucederá. Necesito creer que en algún punto exacto de mi camino te encontrás vos esperando por chocarte conmigo.