
Realidad y ficción. ¿Qué es la realidad y qué es la ficción? ¿Acaso vemos la línea que divide una de la otra? ¿Sabemos diferenciarlas? A veces parece tan difícil separar lo real de lo ficcionario. E irónicamente nos cuesta más con las cosas más importantes, las más trascendentales para nosotros. Es que ese desear algo con todas nuestras fuerzas, ese morir por conseguirlo. Ese cerrar los ojos con todas nuestras fuerzas dejando que la intensidad de nuestro deseo fluya por nuestras venas. Esa emoción, esa esperanza, eso que nos mueve. Ese sentir morir si no lo tenemos. Esa inmensa necesidad como si fuera aire. Es que es tanta la intensidad que ponemos en eso que queremos alcanzar, es tanto lo que ponemos de nosotros para que se cumpla, tantas horas, tanto esfuerzo, tantos sueños, tanto de nosotros. Dejamos partes de nosotros en eso. Que nos hace más difícil definir, notar la línea divisoria de la ficción y la realidad. Nuestra mente misma lo hace, tratando de mantener nuestra esperanza cuando ya es en vano, de seguir esperando eso que no va a llegar. Es un reflejo de auto protegerse, de no sufrir dolor. Entonces caminamos sin ver donde estamos, sin ver la línea tan trascendental. Pero tarde o temprano abrimos los ojos y vemos la línea y nos damos cuenta de que estamos parados en el lado equivocado, en la ficción. Que nos engañamos. Por lo que vemos la realidad en frente nuestro, lastimándonos como ya habíamos previsto inconscientemente. Y es como si una espada nos atravesara el corazón, todo lo que pensábamos que era realidad comienza a desvanecerse lentamente... solo es ficción. Solo un macabro juego de nuestra mente. Dejándonos solos con la dura realidad antes ignorada. Y la ficción que una vez nos hacía feliz desapareció. La ficción es un sucio juego que nuestra mente produce para protegernos de esa realidad circundante que no queremos ver.