miércoles, 12 de agosto de 2009


Dolor en el corazón, como si algo se hubiera resquebrajado en miles de pequeñas piezas, piezas que se separaron y parece imposible que se vuelvan a juntar. Se siente el dolor por cada una de ellas, el dolor que te lleva a las lágrimas, a demasiadas de ellas. Tenes ganas de gritar, de romper, de arrancarte el corazón y así con él el dolor. Pero no se puede. Entonces seguís llorando por lo que pasó, y te arrepentís. Te arrepentís por haberte equivocado con él, por lo que sentiste pero el arrepentimiento no ayuda no sana. Entonces desde ahí sentís esa herida, abierta que con cada recuerdo, con cada mirada, con cada palabra sangra. Sangra y no para. Hasta que alguien la va sanando, sin darte cuenta deja de sangrar. Se curó. Y no te arrepentís más por lo sucedido, por lo que sentiste. Porque ahora ves las cosas con más claridad, ahora ves que aprendiste, ahora valoras el momento que pasaste por más de que termino, ahora miras al pasado y sonreís al futuro.