lunes, 29 de marzo de 2010


En mi mente todo sucede como una dulce película. Sin mi consentimiento esta se las arregla para crear momentos y recuerdos perfectos con vos. Me despierto en mi cama y pongo todas mis fuerzas en recuperar cada segundo de ese sueño en él que vos te encontrás. Desesperada por sentirte más cerca de algún modo. Finalmente pongo todas las piezas en su lugar y veo todo de nuevo como si fuera una película. Te veo a vos prestándome toda tu atención, a vos sonriéndome sin vergüenza, hablándome cómodo, haciéndome reír y esconderme en tus brazos. Nos veo a nosotros dos contentos, riéndonos complices, disfrutando de la compañía del otro, olvidandonos de todo lo que nos rodea. Pero inevitablemente todo se desvanece lentamente hasta aparecer yo sola en mi cama dandome cuenta de que eso tan parecido y tan deseado por mí, es solo un sueño más. Sonrío aún así por tener aunque sea un momento irreal guardado en mi mente, en el cual refugiarme cuando el vacío se haga presente. Y pienso en vos y te siento más cerca, como si ese efímero sueño te haya acercado a mí. Y no entiendo como estando lejos aún puedes influirme, aun puede tu no presencia lastimarme. Y sé que te quiero aún más. Y que ese sentimiento va a costar mucho eliminarlo. Pero aunque vea todos los lados positivos no puedo borrar lo más importante de todo, lo más real. Eso que hace llenar mis ojos de ese liquido salado. Eso que pone en mi garganta un nudo insoportable imposible de sacar. Eso que me hace doler al tan solo pensarlo. Eso que me obliga a concentrarme en otra cosa, a poner una falsa sonrisa en mi cara para esconder mis lágrimas. Mi miedo irrefrenable a tu rechazo que me parece inminente, mi miedo a volver a quedar totalmente expuesta, a que me lastimen, a saber la verdad y tener que dejar de esconderme en mis fantasías y en los tal vez. Mi miedo a tener que dejar ir todo lo que alguna vez planeé con vos en mi mente.