martes, 30 de marzo de 2010


Cierro mis ojos con fuerza, aguantando las lágrimas que luchan por salir, sosteniéndolas ahí, latentes a su escape. En unos pocos segundos terminan por rebelarse y salen furtivas en la busca de su libertad. Van mojando mi cara en su trayecto hasta fundirse en mis labios. Puedo sentir su salado sabor en ellos. Me dejo deslizar lentamente por la pared hasta terminar sentada en el frío suelo. Y al salir las primeras lágrimas la siguen cientos de otras, como una lluvia torrencial que no parece acabar. Ni siquiera intento secarlas ¿para qué? Volverán a salir cuando lo haga. Y con cada lágrima expreso un poco del dolor que se encuentra alojado en mi pecho. De a poco me voy sintiendo más liviana, pero el dolor sigue ahí. Y es que la impotencia es un sentimiento difícil de eliminar. Mis puños se cierran y golpeó el piso con fuerza. Descargándome. Sintiendo aún esas ganas inmensas de gritar. ¿Por qué no puede ser todo más fácil, más simple? ¿Por qué todo sale tan mal? ¿Por qué, cuando siento que sos vos él chico? Abrazo mis piernas y comienzo a respirar hondo, tratando de calmarme de algún modo. Acompaso finalmente mi respiración y las lágrimas parecen haberse acabado ya. Me acomodo y saco los rastros de agua salada de mi cara. ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué es difícil? ¿Por qué aunque siento que no puedo más sigo aguantando? No dejo de preguntarme y como si fuera por arte de magia la respuesta llega. Sin tiempo a asimilarla va hasta mis labios esperando salir.
- Porque sos vos - susurro a la habitación vacía, comprendiendo finalmente.

lunes, 29 de marzo de 2010


En mi mente todo sucede como una dulce película. Sin mi consentimiento esta se las arregla para crear momentos y recuerdos perfectos con vos. Me despierto en mi cama y pongo todas mis fuerzas en recuperar cada segundo de ese sueño en él que vos te encontrás. Desesperada por sentirte más cerca de algún modo. Finalmente pongo todas las piezas en su lugar y veo todo de nuevo como si fuera una película. Te veo a vos prestándome toda tu atención, a vos sonriéndome sin vergüenza, hablándome cómodo, haciéndome reír y esconderme en tus brazos. Nos veo a nosotros dos contentos, riéndonos complices, disfrutando de la compañía del otro, olvidandonos de todo lo que nos rodea. Pero inevitablemente todo se desvanece lentamente hasta aparecer yo sola en mi cama dandome cuenta de que eso tan parecido y tan deseado por mí, es solo un sueño más. Sonrío aún así por tener aunque sea un momento irreal guardado en mi mente, en el cual refugiarme cuando el vacío se haga presente. Y pienso en vos y te siento más cerca, como si ese efímero sueño te haya acercado a mí. Y no entiendo como estando lejos aún puedes influirme, aun puede tu no presencia lastimarme. Y sé que te quiero aún más. Y que ese sentimiento va a costar mucho eliminarlo. Pero aunque vea todos los lados positivos no puedo borrar lo más importante de todo, lo más real. Eso que hace llenar mis ojos de ese liquido salado. Eso que pone en mi garganta un nudo insoportable imposible de sacar. Eso que me hace doler al tan solo pensarlo. Eso que me obliga a concentrarme en otra cosa, a poner una falsa sonrisa en mi cara para esconder mis lágrimas. Mi miedo irrefrenable a tu rechazo que me parece inminente, mi miedo a volver a quedar totalmente expuesta, a que me lastimen, a saber la verdad y tener que dejar de esconderme en mis fantasías y en los tal vez. Mi miedo a tener que dejar ir todo lo que alguna vez planeé con vos en mi mente.

viernes, 19 de marzo de 2010


Mis sentidos se agudizan ante tu presencia. Puedo prestar atención a mi alrededor, parecer totalmente interesada, pero en realidad en lo único que me centro es en vos. En tus acciones, tus gestos, tus sonrisas, tus palabras. Esos minutos en los que captas mi mirada como si llevaras una especie de imán al que no puedo resistirme. Mi mirada se posa en tu figura para sacarla a los segundos no queriendo quedar in fraganti. Pero termino encontrándome con vos e instintivamente busco tu mirada. Esa que me enloquece. La encuentro fácilmente centrada en mi persona, y en seguida al reaccionar la vuelves a bajar. Aún así yo no lo hago y a los pocos segundos te atrapo volviéndola a levantar para mirarme, encontrando mis ojos clavados en los tuyos. Esa mirada tan tuya pero que la siento tan mía.

miércoles, 10 de marzo de 2010


No estás solo, juntos nos paramos. Estaré a tu lado, sabes que tomaré tu mano. Cuando se ponga frío y se sienta como el final. No hay lugar a donde ir sabes que no me rendiré, no me rendiré. Sigue sosteniéndote sabes que lo superaremos, lo superaremos. Solo mantente fuerte porque sabes que estoy aquí para ti. No hay nada que puedas decir, nada que puedas hacer no hay otra manera cuando llega la verdad. Así que sigue sosteniéndote porque sabes que lo superaremos. Tan lejos, desearía que estuvieras aquí antes de que sea muy tarde y todo desaparezca. Antes que la puerta se cierre, esto llegue a un final. Pero contigo a mi lado pelearé y defenderé. Escucháme cuando te digo que creo que nada cambiará, nada cambiará al destino. Lo que tenga que ser, saldrá perfectamente.

lunes, 8 de marzo de 2010


El día pasa y no te acercas, comienzo a pensar que fue todo parte de un juego tuyo. Es verdad que siento tu mirada en mi cuerpo constantemente, que sé que me observas, que notas cada movimiento que hago, que te interesas, pero aún así no pasa más de eso. ¿Cómo quieres que lo interprete? ¿Un juego? ¿Algo serio? ¿Una simple distracción? Tu mirada persistente me pone nerviosa, y no puedo evitar levantar la mirada para encontrarte in fraganti pero vos atento la corres sin decir nada. Entonces corro yo la mía preguntándome que pasa por tu cabeza, que es lo que sentís. Nos miramos de reojo cuando el otro no lo está haciendo y cuando es mi turno puedo observarte riéndote con tus amigos esa risa de la que me encantaría ser la causante, puedo verte con esa sonrisa irresistible y esos ojos iluminados que son mi perdición. Y te necesito, necesito ser parte de tu vida pero no lo veo como futuro cercano. Finalmente nos cruzamos, vos estás con tu grupo de amigos riéndote y notas que te estoy mirando entonces levantas tus ojos y mi mirada queda atrapada en la tuya, no la corres esta vez. Tu sonrisa queda congelada en medio de nuestro contacto y escucho mi corazón comenzando a latir en mis oídos ¿Cómo puede ser que una simple mirada tuya junto con tu sonrisa produzcan esto? Una estúpida sonrisa se forma en mis labios y sigo mi camino con ese dulce momento en mi cabeza.

miércoles, 3 de marzo de 2010


Estoy cansada. Cansada de tus vueltas que no me llevan a lado alguno. De tu pasión inexistente o de bolsillo. De tus miradas furtivas que me transmiten tantas cosas que luego negas rotundamente. De tus palabras que parecen sinceras pero que con tus acciones no concuerdan. De tu darme bola e ignorarme a tu gusto. De que no puedas decir lo que te pasa de una vez. De que te pienses que voy a estar a tu lado esperándote como una estúpida sin remedio. Cansada de tu cobardía. Cansada de que no seas directo y mandes miles de señales confusas. Cansada de que no te juegues por mí pero si esperes que lo haga yo. De tratar de entenderte y no lograrlo. De que te comportes como un niño asustado. De que no digas las cosas como son. De que me confundas una y otra vez. De que estés cerca de sincerarte pero te arrepientas al último minuto. De que me vuelvas loca. De que te preocupes cuando se te antoja. De que te hagas rogar. De que me arruines el día por una actitud tuya. De que necesite verte. De que te hagas el lindo pero al otro día seas un forro. Cansada de tus problemas. Cansada de que me puedan tus sonrisas. Cansada de esta situación. De tu bipolaridad constante. De que no te decidas de una vez. Pero de lo que más estoy cansada es de mí misma. Cansada de que por más que hagas todas estas cosas yo sigo esperando a un costado que vengas a buscarme.

martes, 2 de marzo de 2010



Me gusta hacer como que todo está bien. Porque cuando todo el mundo piensa que estás bien te olvidas por un rato de que no lo estás.