martes, 29 de junio de 2010
Negación. Hay una gran diferencia entre negar con razón y negar porque sí, negar empeñado en no aceptar lo otro. Ese tipo de negación es el más temible. El más difícil de superar. Porque cuando llegamos a ese punto en el que negamos una y otra vez algo, en el que nos cegamos, en el que nos enloquecemos es que aceptarlo es algo que sentimos que no podemos superar. ¿Si no porqué negarlo de esa forma? Pero es que ni siquiera queremos escucharlo por lo que a penas sentimos la presencia de esa verdad obvia enloquecemos, gritamos, golpeamos, nos vamos lejos para no escucharla, para no verla. Entonces hacemos como si nada, como si la verdad fue solo un molesto mosquito que vino a disturbiarnos nuestra paz. Pero aún así, dentro nuestro, en un rincón sabemos, sabemos con certeza de que es la verdad, de que no se puede negar, de que solo estamos retrasando el momento. Pero aceptarlo es cambiar toda nuestra realidad, es ver que nuestro mundo no es tan perfecto. Y no estamos listos para eso. Entonces negamos. Simple como eso. Negamos, negamos una y otra vez. Pero es peor. Porque en algún momento, algún día, no podremos negarlo más. Y ahí, ahí es cuando vamos a explotar. Vamos a gritar, llorar, romper. Vamos a sentir el dolor igual o peor que en el momento en que comenzamos el plan de negación. Y por la fuerza, sin desearlo enfrentas la verdad por más dura que sea. Porque la etapa de negación es una mascara, un velo que ponemos a la realidad. Pero como todo velo en algún momento se cae para mostrarnos lo que estuvo ahí todo el tiempo.
lunes, 28 de junio de 2010
El dolor siempre proviene del amor. Es que si vos amas a alguien le das ese poder, esa vía libre a que te lastime. Te expones ante él, te abrís, te dejas expuesta totalmente, bajas las barreras. Y una vez que haces eso en cualquier momento te puede lastimar, te puede romper el corazón en dos, te puede hacer querer olvidar todo, olvidarlo a él. Te puede desear no sentir nada nunca más, no volver a amar. Querés arrancarte el corazón del pecho, eso que te está lastimando continuamente, que es como una herida totalmente abierta que no se sabe como cerrar. Y lloras por eso, lloras porque te das cuenta de que te va a seguir doliendo, de que te lastimaron, de que bajastes tus barreras, te expusiste y te lastimaron, de que te traicionaron, de que ya tu amor, tu amarlo no es suficiente. Sería tan fácil desear no sentir, no sentir ese dolor insoportable, ese dolor que te ahoga, que te hace llorar desconsoladamente, que está todo el tiempo en vos. Ese dolor que te produce una desesperación tan grande que te hace querer gritar, romper, golpear, patalear hacer lo que esté a tu alcanze para poder pararlo de alguna forma si es que la hay. Es que te enloquece, y deseas nunca haber sentido nada en primer lugar. Y podes llegar a proponerte no volver a repetir el mismo error. No volver a dejarte expuesta de ese modo para que te duela después. Porque lo que sentimos fue tan fuerte, tan devastador que inconscientemente nos autoprotegemos y no queremos volver a repetir tal experiencia. Solo el amor puede traer ese tipo de dolor, ese que tarda en desvanecerse. Tal vez siempre quede la marca, recordándonos, latente. O tal vez se cure completamente. Pero aún así la pregunta necesaria para hacer es si uno esta dispuesto a atravesar ese dolor por amor, o si simplemente prefiere no sentir nada. ¿Cuál de las dos sería? Amar a alguien, sentir eso y aún más ser correpondido no tiene con que compararse. Pero también ese dolor desgarrador a consecuencia del amar no tiene atenuante, no hay forma de evitar que nos rompan el corazón y menos de quitarnos el dolor después de eso, y todo lo que queremos en ese momento es dejar de sentir. Parar el dolor.
jueves, 24 de junio de 2010
Dicen que querer es poder. Pero... ¿es tan así? ¿Siempre que querés podes? ¿Simplemente se necesita eso? Porque si es así ¿por qué cuesta tanto? ¿Por qué no está hecho ya? ¿Por qué sigue en penumbras, en stand by? ¿Si tal vez el querer no es suficiente? ¿Si tal vez el intentarlo pesa más? Si uno no lo hace significa acaso ¿qué no lo desea lo suficiente? ¿Qué no se moviliza? Es que si uno lo quiere con todas sus fuerzas ¿tiene que sí o sí hacer algo al respecto? ¿Quedarse quieto significa no desearlo? ¿O acaso es que es tanto el deseo que eso mismo nos paraliza por miedo a no conseguirlo? ¿Cómo es entonces? Dicen que el que quiere lo hace y el que no se excusa. ¿Son excusas? Será que hay que reveer la situación. Que hay que reveer la circunstacias. Que hay que decidirse por algo. Por quererlo o no. ¿Es qué será que se lo quiere lo suficiente? ¿Y si tal vez creía que lo quería pero en realidad no era así? ¿Si simplemente se obligó a quererlo? Si uno lo quiere de verdad y aún así no hace nada, sería un estúpido. Y si no lo quiere de verdad pero aún así sigue haciendose la cabeza en vano, sería estúpido también. La cuestión sería entonces ¿cuál de los dos estúpidos sos?
Siento estas ganas incontrolables de preguntarte algo, pero nunca termino de animarme a hacerlo. Pero siempre llega el momento ¿no es así? Si te pidiera que hicieras como si me quisieras y nada más importase ya ¿lo harías? ¿Podrías siquiera intentar pretender quererme? Todas las noches hago de cuenta que todos los aviones en el oscuro cielo son estrellas fugaces, porque de veras necesito un deseo en este momento. Un deseo que se cumpla de verdad. Por lo que los transformo en estrellas fugaces pero por más que intente son solo aviones. Al igual que nosotros. Podríamos pretender ser algo más pero ¿acaso no es obvia la realidad? ¿No está demasiado presente como para ignorarla e inventarnos la nuestra? Deberás desearía poder hacerlo, me encantaría decir 'Pretendamos'. Pretendamos que nos amamos. Pretendamos que nada pasó. Pretendamos que eres todo lo que siempre busqué al igual que yo lo soy para vos. Pretendamos vivir en nuestra fantasía perfecta. Pretendamos sentirnos cómodos juntos. Pretendamos ser el uno para el otro. Pretendamos que no dijimos cosas de las cuales nos arrepentimos. Pretendamos ser felices. ¿Podemos volver a un lugar más simple? ¿Acaso no vale la pena si nos hace felices? ¿No prefieres como yo lo hago evadir la verdad? Tal vez hasta terminemos creyéndola. Entonces si te pidiera que pretendieras amarme y que yo sea la que te satisfaga ¿lo harías? Yo pretenderé sentirme completa y sin necesidad de alguien más. Un pacto justo, sin ganadores ni perdedores. ¿Podemos pretender?
martes, 15 de junio de 2010
Amigas. Esas que están siempre. Esas a las que podes llamar a cualquier hora. Esas personas que te escuchan una y otra vez aunque les taladres la cabeza con lo mismo. Esas que te abrazan fuerte cuando lo necesitas. Esas que te hacen llorar de la risa con el comentario más estúpido. Esas con las que podes llegar a matarte pero a los minutos se arreglan. Esas a las que recurrís para contar todos tus secretos. Esas que te aconsejan pensando en lo que es mejor para vos. Esas que se alegran y se entristecen con vos. Esas que están en los buenos momentos pero aún más en los malos. Esas que con una mirada te dicen todo. Esas con las que tenes códigos secretos. Esas con las que podes hablar todo un día entero sin cansarte. Esas con las que hablas de todo, desde lo más profundo hasta la estupidez más grande. Esas que se apoyan en vos. Esas que confían en tu persona y te quieren. Esas que son indispensables. Esas con las cuales no podes imaginarte no estar. Esas que te dicen la verdad por más dolorosa que sea. Esas que se ganaron tu confianza y cariño. Esas que son únicas. Esas que te conocen como a sí mismas al igual que vos a ellas. Esas que te soportan aún cuando no estás de humor. Esas que te crean sonrisas aún cuando lágrimas corren por tus mejillas. Esas que te escuchan siempre. Esas que saben todo. Esas que te han visto en lo más alto y en lo más bajo. Esas que te vieron caer y te ayudaron a levantarte. Esas a las cuales siempre vas a ayudar. Esas para las cuales siempre vas a estar. Esas que te hacen ver el mundo de forma distinta. Esas a las que querés. Esas son ustedes.
viernes, 4 de junio de 2010
Como en un trance me encuentro. Como si estuviera exactamente a mitad de un camino que todavía no tengo idea de a dónde me lleva. Como si estuviera mirando fijo el mismo punto todo el tiempo, como si me tuviera hechizada por su aura y ni siquiera intento dejar de mirarlo. Estoy totalmente atrapada. Como en un callejón salida. Necesito que me tiren un balde de agua fría. Que me despierten. Que me griten como son las cosas. Como es en realidad. Qué tengo que dejar de esperar y qué empezar a ir a buscar. Que me hagan entender como son las cosas. Pero que me saquen de este odioso ensimismamiento. Esto que me hace perderme de otras cosas. Que no me deja ver con claridad. Que me va consumiendo lentamente. Que me retumba en la cabeza minuto tras minuto. Que no me deja respirar, que es como si me oprimiera el pecho y a medida que pasa el tiempo tengo menos aire. Necesito respirar de nuevo. Que alguien aparezca y me saque de mi ensoñamiento. Mientras tanto sigo igual. Sigo deseando lo mejor pero esperando lo peor.
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