
El chico perfecto. Ese príncipe azul que toda mujer busca. Él único. Todas soñamos con nuestro príncipe azul, con el chico que nos enamorará profundamente. Queremos que nos quite el aliento cada vez que lo miremos, que se nos haga un revoltijo el estomago cuando sus ojos se cruzen con los nuestros, que tengamos esa sonrisa estúpida por su culpa. Que nos proteja y acompañe. Que nos quiera con nuestros mil defectos, virtudes y manías. Que nos aliente en nuestros peores días. Que nos escuche pero que también él cuente lo que le pasa. Que nos respete y nos valore. Que sea romántico y dulce. Pero también hombre y serio. Que sea divertido y gracioso. Que este ahí. Que cuando nos bese se nos ponga el mundo de cabeza. Que cuando nos abrace desaparezca todo el alrededor. Cada una busca otras muchas virtudes más, cada una distintas, y por otro orden de preferencia. Así se forma el príncipe de cada una. Un príncipe que va a tener muchos defectos como nosotras tenemos ya que nadie es perfecto, y es hipócrita buscar la perfección cuando uno no la tiene. Un príncipe hecho a medida en algún lugar está esperando. No se sabe el dónde, ni el cuándo, ni el cómo solo se sabe que va a pasar y que no hay que dejar que esa oportunidad se escape. Tal vez tengamos que besar unos cuantos sapos hasta encontrarnos con nuestro príncipe azul. Pero eso solo es para que cuando finalmente lo encontremos lo sepamos reconocer más fácilmente.