
Estar enamorada. La emoción de verlo al otro día, la sonrisa estúpida que aparece al pensar en él, emocionarse al ver sus fotos, derretirse por una sonrisa suya, pensar en él al escuchar canciones, esos latidos desaforados al cruzar una mirada, esas rodillas que no aguantan tu peso al pasar él por al lado tuyo, esos ojos brillando al verlo sonreír. Esas estupidas ganas de abrazarlo fuerte, esa necesidad de saber más de él, ese deseo de que te bese y sentir tu cabeza en tus pies, esa felicidad por saber algo más de él como si de alguna forma u otra te acercara silenciosamente a su persona. Ese revoltijo en el estomago antes de verlo, ese olvidarte de lo que estabas diciendo cuando pasa, ese rojo furor en tus mejillas cuando alguien lo nombra, esa sonrisa al escuchar algo relacionado a él. Esa necesidad de gritar que te vuelve loca, ese deseo de que sea tuyo y de nadie más, ese hablar y hablar de él sin cansancio alguno. Esa increíble necesidad de ser correspondido. Millones de sentimientos y momentos más que hacen que una etapa sea inolvidable.