
Dolor. Todos los sentimos todos los días. En algún momento, por corto o largo tiempo, pero todos conocemos lo que es el dolor. De distinta forma. Pero la misma base. Nosotros le tenemos miedo a él, miedo a sentirlo, miedo a no poder superarlo, miedo a la marca que deje en nosotros, miedo a su duración, miedo a lo que nos haga, miedo a no olvidarlo nunca. Por eso no nos arriesgamos, por eso nos escondemos, por eso no nos expresamos libremente con esa persona, por eso no le decimos todo lo que sentimos por él. Por el dolor, porque sabemos que su rechazo nos producirá dolor inevitablemente, porque sabemos que quedamos desnudos sin defensas frente a él, porque al decir 'Te amo' nuestro corazón queda expuesto para que sea agarrado o apuñalado. Porque decir 'Te amo' es admitir que estamos irrevocablemente perdidos por el otro, es admitir que le dimos nuestro corazón y él lo puede lastimar pero confiamos en que no lo haga. Así nos cuesta admitir que estamos enamorados, que nos preocupamos, que nos importa ya que significa que quedamos expuestos al dolor que ya no somos inmunes como antes, que estamos a la deriva y eso nos produce inseguridades. Nadie quiere sentir dolor ya que todos conocemos como es y nadie quiere repetir la experiencia. Aún así solo a través del dolor crecemos, él nos ayuda y superarlo nos hace más fuertes. Cada cicatriz de nuestro corazón producida por el dolor que una persona nos produjo es una evidencia más de que sobrevivimos.