martes, 15 de septiembre de 2009


¿Sentiste alguna vez que no era lo que esperabas? ¿Sentiste que te habías equivocado terriblemente con alguien? ¿Sentiste que todo fue un espejismo en medio del desierto? ¿Sentiste que eso que creías que tanto querías en realidad no era lo que buscabas? Seguramente tu respuesta es sí. Al menos desde mi punto de vista lo es. Uno generalmente se adelanta a los hechos, prepara, analiza, espera antes de que suceda. Al adelantarnos le agregamos elementos a la situación y así sin siquiera notarlo creamos algo nuevo de la nada que cuando llega el momento en la realidad es totalmente distinto y pobre comparado con lo ya creado por nosotros mismos. Es así. Pero entonces...si sabemos que es de ese modo...¿Por qué no nos rendimos de una vez? ¿Por qué no dejamos de intentarlo? ¿O debemos seguir igual? Rendirnos es mucho más tentador, la salida fácil. Si yo sé que me estoy adelantando y que probablemente me estoy equivocando a la vez, ¿No sería mejor abandonar todo? ¿Prevenir antes que curar? Tal vez. Ahora no lo sé, pero solo el tiempo me va a mostrar que hacer. Con el tiempo uno ve las cosas mucho más claramente.