sábado, 11 de julio de 2009


Duele ver una ilusión destruida, algo que buscábamos y al final no encontramos, cosas que deseábamos y no las logramos. Es duro hacer frente a la realidad, es duro vivir en fantasías y enfrentarse a que son solo eso...fantasías. Al quedar una ilusión destruida, se siente como si nos dieran un golpe...fuerte, rápido, que no esperábamos y que deja una marca de dolor. Y te arrepentís de haber dado esperanza a esa ilusión, de haber creído que pasaría. Entonces en ese momento de desilusión en ese pequeño instante que a veces dura mucho y otras menos, sentís un dolor desgarrador, lágrimas que no podes parar, y lo único que querés hacer es olvidar. Entonces el nuevo propósito es no volver a hacerte vanas ilusiones, nos decimos "la próxima vez, no voy a ilusionarme" pero resulta que es imposible. No se puede vivir sin ilusiones. Que esos momentos de ilusionarse sn únicos, y a veces sí se cumplen porque al final de todo...Las ilusiones pueden ser solo fantasías, pero también pueden ser realidades.